Pues Ian Rankin ha estado por aquí, por la Feria, y ha chapurreado un perfecto inglés-escocés, con lo que me he quedado a medias, porque para mí el inglés-escocés es otra lengua que, estoy segura, ni un granbritánico entiende con holgura.
Pero era para estar en ese café literario ¿cómo perder la ocasión?
Este hombre, responsable del “inspector Rebus”, ha comenzado echando un brindis por la edición. Y, cerveza en mano, ha ido comentando cosas emocionantes, al menos para mí.
Me ha gustado saber que fue definitiva, para su vocación de escritor, la influencia de su padre. Porque, una vez más, me da la razón de que es más importante lo qu even en nosotros las nuevas generaciones, que lo qu enos empeñamos en predicarles para después actuar en sentido contrario.
Y este hombre, de 50 tacos, ha contado algunas anécdotas divertidas de su vida como escritor pobre y tal que lo han acercado más a ser carne mortal.
Pues eso, que un mito menos… y un ser humano más. No está mal.