0- Presentación


dedo_senalador_izdaDecía el pionero de la informática holandés, Edsger Wybe Dijkstra, que la informática no trata sobre las computadoras más de lo que la astronomía trata sobre los telescopios. Está claro que en astronomía hacen falta telescopios, pero lo fundamental es el estudio del cosmos y no los aparatos que nos ayudan a ello. La informática trata sobre todo de cómo almacenar, ordenar y modificar información y para eso no hace falta necesariamente utilizar ordenadores. Es más, a veces basta con imaginar esas máquinas. Tanto es así que los programas en papel que diseñó Ada Byron, la primera programadora de la historia, tuvieron que esperar más de un siglo a que se construyera el ordenador para el que fueron diseñados. Sí, la programación nació en la mente de una mujer… Apasionante, ¿verdad?
Desenchufar la informática nos permite centrarnos en lo fundamental, olvidándonos de detalles tecnológicos que a veces parecen magia. Imaginemos que existiera una máquina del tiempo que nos llevara al Renacimiento. ¿Seríamos capaces de contarle a Leonardo da Vinci todo lo que sabemos de informática? Sería muy fácil empezar diciendo qué cosas hace un ordenador o Internet, pero cuando Leonardo nos preguntase cómo lo hacen probablemente nos quedaríamos sin respuesta. Este libro nos ayudará a saber responder a Leonardo pero también a pensar, como hizo Ada, en qué problemas hoy sin solución podrán resolver las máquinas del futuro.
Es curioso que en pleno siglo XXI utilicemos naipes de cartón para jugar con la informática. De algún modo es volver a sus orígenes porque los telares mecánicos que inspiraron el diseño de los primeros ordenadores también funcionaban con tarjetas de cartón. En ellas se hacían agujeros para indicar qué hilos de colores había que usar en cada patrón y una máquina de vapor hacía el resto del trabajo. ¡Qué diferente hubiera sido el mundo si esos telares hubieran movido datos en lugar de hilos!
Desenchufar la informática nos ayuda a entenderla mejor, pero sobre todo a darnos cuenta de lo lejos que nos pueden llevar unos simples pasos repetidos una y otra vez. La informática te concede este baile, ¿te animas?